martes, 20 de noviembre de 2012

pensar en el teatro, en el cine

Llevo varios meses sin hacer una entrada...no sabía cómo, por qué volver a escribir. Al principio fue un poco por el agobio de no saber muy bien hacia dónde encaminar el blog, después, se convirtió en miedo al regreso, a no encontrar un tema adecuado, a no ser capaz de expresarme de la manera adecuada... Llevo un tiempo dándole vueltas a estas cosas. Hasta que he recordado que este blog nació, simplemente, por las ganas que tenía de compartir los dos mundos en los que vivo, la filosofía y el teatro, con todo aquel que quiera leerlo.

Hoy he ido al cine con una buena amiga a ver una película: "En la casa", de François Ozon.
Se trata de una adaptación de El chico de la última fila, y es la primera vez que se lleva al cine una obra del dramaturgo madrileño Juan Mayorga, autor a quien estoy consagrada últimamente. Al salir del cine, charlando sobre el teatro y otras muchas cosas, ha habido un par de pinceladas de la conversación que me han animado a escribir esto.

Hablábamos de lo que el teatro es, de lo que no es y de lo que puede ser, de las formas que puede adoptar el hecho teatral, las maneras que puede haber de leer el texto, de representarlo, de filmarlo incluso. Esta charla me ha recordado una reflexión que el propio Mayorga, en el prólogo de Hamelin -otra de sus obras- narra. Ahí relata el problema ante el que se encontró, al plantear una obra con tantos personajes y con tantos y tan diversos espacios. Dice que pensó "eso es cine, eso no puede ser teatro". Pero el mero hecho de plantearse esa idea hizo que él mismo se rebelara: 

“La afirmación “Eso no puede ser teatro” procede de una visión empequeñecida del teatro de la que quizá seamos en buena medida responsables los que hacemos teatro. Hemos abandonado tantas trincheras, tantas posiciones, que el teatro ha llegado a parecernos incapaz de representar sino una pequeña porción de la experiencia humana. Frente a la afirmación “Eso no puede ser teatro”, hay que levantar –no desde los manifiestos, sino desde la práctica escénica- la afirmación de que el teatro puede representarlo todo. Siempre que no traicione su origen. El origen del teatro, y su mayor fuerza, está en la imaginación del espectador. Si hace del espectador su cómplice, el teatro es imbatible como medio de representación del mundo.”
 
Este ha sido el resorte que me ha impulsado a escribir de nuevo, a seguir defendiendo, con las escasas herramientas de que dispongo, esas trincheras del teatro que no debemos abandonar. Sea leido o representado, con texto o sin él, con grandes artefactos y escenografías imposibles o sólo con el cuerpo de un actor, el teatro es reunión, es posibilidad de crear vínculos a través de la imaginación, del cuerpo, de la palabra. Por eso, en la medida de mis posibilidades, voy a seguir pensando en el teatro y tratando de ofrecer aquí un lugar en el que intercambiar experiencias y reflexiones sobre todos los aspectos del hecho teatral.

Aquí os dejo el trailer de la película:


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