miércoles, 18 de enero de 2012

Declaración de intenciones


Pensar en la escena. Es lo que más hago últimamente, desde que decidí emprender ese extraño viaje que es elaborar una tesis doctoral. Pensar en el teatro. En todo lo que puede decir, hacer y mostrar, y también en todo lo que puede ocultar.

Me he decidido a dar vida a este blog teniendo en mente una sola idea, pero eso sí, bastante clara: la de crear un espacio para pensar en el teatro, específicamente en el teatro contemporáneo en español. Y tratar de hacerlo sin limitarme a hacer acotaciones sobre el texto, adentrándome un poco más en las entrañas del arte escénico. Para eso es necesario escuchar las voces del tramoyista, del coreógrafo, del actor y el director, y de todos los profesionales que actualizan con su trabajo las potencias de este arte. Porque llevar a escena una obra es como crear un gran engranaje formado por cientos de piezas que, girando sobre sí mismas, arrastran a otras en su movimiento, generando así un entramado de infinitas combinaciones posibles. En un engranaje de este tipo cada pieza es importante, pero ninguna es estrictamente necesaria. Por eso una misma obra puede tener mil vidas según qué piezas la compongan, cómo se ensamblen entre ellas, qué ritmo, qué jerarquía, qué objetivo se les imponga.

Y si el teatro es el objeto, la estética filosófica será el método: de ella tomaré las herramientas y la forma de trabajo. Una de las cosas que más me atraen de esta disciplina es la posibilidad que da al que trabaja desde ella de pensar en su objeto no sólo desde fuera, sino también desde dentro. Por eso me propongo pensar en la escena, en la escena.